viernes, 24 de agosto de 2012

The X Factor: Coheed and Cambria - In Keeping Secrets of Silent Earth: 3


Bienvenidos a esta nueva etapa de rock en mis adentros. Esta etapa va a estar marcada por muchos aspectos. Cada semana intentaré hacer una review de un disco de 2012 y otro de años anteriores, además de opiniones personales sobre grupos, recomendaciones, reviews de conciertos… No nos vamos a aburrir, vaya. Y, para qué estar con presentaciones, si lo que queremos es empezar ya? Y así, empezamos ya, con una review de uno de mis discos favoritos: In Keeping Secrets of Silent Earth de Coheed and Cambria.

Tras una intro inicial en la que suena un teléfono y se descuelga, comienza la magia. Una intro que comienza con una de las melodías claves de la banda, pero que poco a poco se torna a una atmósfera cada vez más tenebrosa y caótica. Tras esta declaración de intenciones, pasamos a la canción que da nombre al disco, una de las canciones más épicas de la banda, y que da pie a su estilo general: Newprog. En el disco anterior se habían basado en el punk posthardcore, y aquí ya vamos a ver ese progressive que tanto les caracteriza. Todo sin olvidar su historia, las Amory Wars, que os recomiendo encarecidamente a los amantes de los comics. Cambios de tempo, riffs potentes y un estribillo pegadizo es lo que nos encontramos en esta canción, además de una potente voz de Claudio, que mantiene un gran nivel en los 8 minutos de canción.

La siguiente canción Cuts marked in the March of men es una canción que bien podría pasar como single. Sigue la tónica de la canción anterior, un estribillo pegadizo y una letra profunda. Quizá peca de parecerse demasiado a la anterior a mi gusto, y de estar precedida en la anterior. Si llega a haber un par de canciones entre ambas, sería carne de concierto seguro. Problemas de colocación supongo. Three Evils es la 4º canción del disco, con un toque más en la onda del anterior disco, The Second Stage Turbine Blade. Una tónica muy alegre, con esos riffs que en cierto modo te recuerdan a 33, del anterior disco. Al final de la canción, la cosa se tuerce en una atmósfera de tensión, para dar paso a The Crowing. Una maravilla de canción, por la que merece la pena comprar el disco, a pesar de que el disco es un 10 de principio a fin. Compases no convencionales, con constantes cambios de ritmo. Es su pieza clave para enmarcarles en el prog. El final, con 3 voces superpuestas es de lo mejor que se ha oido en mucho tiempo.

Para bajar un poco la intensidad de la canción anterior, llega Blood red Summer, una canción al más puro estilo rock de la banda, que gana intensidad en el estribillo, simplemente con el punteo de guitarra y con la intensidad que le da Claudio. Por supuesto, nunca falta ese toque que te deja con más, con ese verso final: “What did i do to deserve this?” Alucinante. Y sin más, pasamos a la suite The Velorium Camper. La primera es Faint of Hearts, una declaración de intenciones ya simplemente con el nombre. Es una canción para los más enamoradizos. Canela en rama. Blackend es en mi opinión, la peor canción del disco. Pero, claro, rodeándose de las canciones que se rodea, tampoco es decir mucho. Comienza muy lenta, y conforme pasan los minutos va ganando intensidad. Y de la “peor” canción del disco, pasamos a la más cañera: Al The Killer, que cierra la Velorium Camper. Y volvemos a ver el protagonismo de Travis en los coros, que sólo se habían visto en un par de canciones antes para guturales.

Quedan 3 canciones tan sólo. La primera es A Favour House Alantic, una canción al más puro estilo comercial, para acercarse a las adolescentes, con un videoclip que no le hace justicia a la canción, todo hay que decirlo. Pero bueno, la canción es bailable y lo plasman así. La siguiente canción debería ser la última, pero hay un bonus track The Light and the glass es una balada de 9 minutos, que gana intensidad cada vez más, hasta hacer un final de lo más épico, para dar paso al desenlace final. Claudio vuelve a clavar la interpretación una vez más, por el sentimiento que le echa. Finalmente 2113, que no deja de ser una hora (21:13), la hora de marcha del IRO-Bot. Es una canción en la que vemos pasajes lentos, guturales, estribillos y riffs pegadizos… en tan sólo 9 minutos. Claudio vuelve a acertar con una canción que dedica el IRO-Bot a su madre, recordando que en su condición no puede morir. Un disco que sigue dando de hablar 9 años después de haber salido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario